Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 5 segundos fallece una persona en el mundo a causa de un traumatismo bien por violencia, accidentes de tráfico, quemaduras, etc. Esto supone alrededor de 5.8 millones de muertes anuales, lo que representa un 10% de todos los fallecimientos que se registran en el mundo, un 32% más que la suma de las muertes que causan la malaria, la tuberculosis y el VIH .
Y estos datos no parecen que vayan en descenso, sino todo lo contrario, se prevé que en el año 2030 las muertes por lesiones traumáticas sean la quinta causa de muerte a nivel mundial.
En 2013 en España, representaba la séptima causa de mortalidad y la primera en los grupos de edades comprendidas entre el año y los cuatro años y de los 10 a los 39 años, con una tasa de 3.4 y 13.0 fallecidos por cada 100.000 personas respectivamente en cada grupo de edad. Según el INE, de los fallecimientos por causas externas, 2.672 fueron por caídas accidentales siendo la primera de las causas de muerte traumática y 1.807 por accidentes de tráfico, siendo ésta la tercera causa de muerte por lesiones traumáticas . Quizás estos datos sean incluso más alarmantes si consideramos que es la quinta causa de discapacidad en el mundo.
Si nos vamos a las causas médicas, la principal causa de muerte en extrahospitalaria es la muerte súbita. En España se producen unas 52.300 paradas cardiacas al año, de las cuales 22.300 ocurren en los hospitales y 30.000 en el entorno comunitario.3
La enfermería, en su ámbito de actuación sobre los cuidados del paciente tanto de manera independiente como de manera conjunta con el resto del personal sanitario, es científicamente responsable y capaz en el desarrollo de todas sus actividades implementando tanto los avances tecnológicos como los nuevos conocimientos sobre el proceso asistencial implicados en el cuidado y tratamiento de los pacientes.
El manejo del paciente en extrahospitalaria depende de una variedad de factores tanto estructurales como organizativos y de una importante especialización sanitaria.
Es por ello que resulta obligado crear mecanismos formativos que aumenten la competencia profesional dentro de la disciplina enfermera, y para ello, es imprescindible una formación específica que permita a los profesionales enfermeros prestar unos cuidados basados en la evidencia, tendentes a la excelencia y centrados en el paciente. De ahí que nos planteemos la pertinencia de la formación continuada ante los pacientes que sufren algún tipo de traumatismo o patología médica y que necesitan cuidados los cuidados iniciales en el medio extrahospitalario.
La prevención, la seguridad y el tratamiento son los tres aspectos fundamentales de cualquier plan nacional e internacional que pretenda reducir la morbimortalidad y las secuelas tanto físicas como psicológicas (de pacientes y familiares).
Aunque el objetivo último debe de consistir ante todo en evitar que se produzcan los traumatismos y las patologías médicas (por ejemplo, el correcto control de los factores de riesgo cardiovascular en los infartos agudos de miocardio), la especialización de la asistencia sanitaria y la mejora de la atención de calidad a los pacientes puede evitar muertes y reducir la discapacidad a corto y largo plazo.
Esta atención prehospitalaria comienza en el mismo lugar en la que se produce el evento adverso (traumatismo o patología médica aguda), cobrando especial importancia el manejo inicial de este tipo de pacientes, puesto que una adecuada atención inicial puede reducir de forma importante las lesiones derivadas del evento. Una vez estabilizado el paciente, sin demorar el traslado, se procederá previo preaviso a derivar a un centro especializado en el que se continuará los cuidados realizados en el ámbito prehospitalario y dónde se darán los cuidados definitivos al disponer de un mayor equipo multidisciplinar, la actuación de diferentes especialistas, mayores medios técnicos que nos permiten realizar muchas más técnicas.
Por suerte y gracias al apoyo de las instituciones públicas, cada día se desarrollan más programas para estandarizar los cuidados de enfermería en los pacientes y mejorar la calidad de la atención recibida, pero quizás aún estamos un paso por detrás de otros países en los que el reciclaje continuo y obligatorio hace que la atención tanto prehospitalaria como hospitalaria esté más protocolizada y no se retrase la atención especializada de la que se más se beneficiaría el paciente por desconocimiento de los intervinientes.
Esta demora en el traslado del paciente y atención en un centro dotado adecuadamente parece ser una práctica que no sólo depende de factores ambientales, sino que también del personal que realizan esta atención. De ahí la importancia de hacer conscientes a los profesionales sanitarios de la fisiopatología de las lesiones, de los tratamientos adecuados en función de las últimas recomendaciones científicas y de los problemas derivados y demostrados de no atender a ello.
Por lo tanto, los profesionales de enfermería debemos mantenernos actualizados y disponer de los conocimientos necesarios y oportunos frente a las lesiones más comunes derivadas de los traumatismos, siendo capaces de anteponernos a las complicaciones que puedan aparecer, coordinando las acciones del equipo sanitario si es preciso y siendo capaces de cuidar íntegramente al paciente. Los cuidados de enfermería deben de ser estandarizados y mantenidos a lo largo de todo el proceso asistencial siendo conscientes de que el único beneficiario de nuestras capacidades ha de ser el paciente.